La alotropía es la propiedad que tienen algunos elementos de presentarse en formas diferentes generando así distintas sustancias.
Seguramente el caso más común o conocido es el del carbono. Este se presenta como la hulla que es negra, el grafito que es un polvo negro y untuoso al tacto y el diamante, si el diamante. Este último es cristalino y sumamente duro. Por sus propiedades es también sumamente valioso. Sustancias tan distintas y sin embargo están integradas por el mismo elemento, en este caso, carbono. Esto es la alotropía. La variación justamente esta en la disposición de los átomos que forman las estructuras.
En el grafito, los átomos de carbono se encuentran formando láminas finas (del espesor del mismo átomo de carbono). Estructuras hexagonales en las que cada átomo se halla unido a otros tres y a un cuarto que es el de la lámina superior, unión débil. Esto hace que el grafito se pueda desplazar fácilmente como cuando lo tocamos. Podemos verlo al tocar la mina de los lápices o desplazar nuestros dedos sobre una escritura o dibujo y veremos que nos queda la mancha en nuestra piel.
En el caso del diamante los carbonos se hallan unidos a otros cuatro pero en forma de tetraedro, disposición que es tridimensional, adoptando estructuras cristalinas. Por lo tanto con otras propiedades como mayor dureza, resistencia y belleza entre otras.
Existen desde ya más ejemplos de elementos alótropos. Podemos citar al:
fósforo rojo y al fósforo blanco.
El azufre presenta varios formas como la del azufre rómbico, azufre monoclinico, plástico y líquido. En el caso del azufre lo que determina estas formas son las temperaturas.
Otros elementos que presentan propiedades alotrópicas son el Litio, el Berilio y el Boro.
