El científico bacteriólogo y medico escocés  Alexander Fleming (1881-1955) investigaba distintos antisépticos capaces de combatir a las enfermedades infecciosas que a su vez no fuesen tóxicos para los animales. Posteriormente descubrió de forma accidental que el desarrollo de un cierto hongo era capaz de inhibir el crecimiento de ciertos microorganismos. Esta especie fue descubierta por el mismo y se llamo Penicillium notatum. Este hongo generaba una sustancia que poseía efectos antimicrobianos o antibióticos contra el grupo de los streptococos. A su vez resultaba poco toxico contra el hombre lo cual resultaba una gran ventaja. En 1929 Fleming aisló la penicilina y luego fue aplicada recién en el año 1940.

Hoy en día, se sabe que la penicilina es efectiva contra muchas infecciones, entre otras como la pulmonía, neumonía, gangrena gaseosa, ántrax, endocarditis y meningitis. Podemos señalar algunos efectos secundarios que se pueden desarrollar en algunas personas que reciben penicilina. Erupciones en la piel, inflamaciones de las articulaciones y serias alergias en otros casos más serios.

Obviamente existen muchos otros antibióticos hoy en dia. Podemos entre otros mencionar a la Estreptomicina y la Neomicina, usadas en la tuberculosis pulmonar e infecciones urinarias.