Este elemento se encuentra un 85 % en los huesos en forma de un minera llamado hidroxiapatita. El otro 15 % se encuentra en otros tejidos blandos y una pequeña fracción en la sangre (extracelular) como ión fosfato o unido a proteínas.
Funciones del Fósforo.
Generalmente escuchamos que la función más común es para la formación del tejido óseo (huesos), que la comparte con el calcio. Sin embargo, como mencionamos también se halla en tejidos blandos.
Es componente de varios compuestos orgánicos como los ácidos ADN y ARN, estructuras de membrana con fosfolípidos. Las moléculas transportadoras de energía, esenciales para el metabolismo como el ATP, ADP, GTP y creatina fosfato.
Metabolismo del Fósforo.
Obviamente al realizar funciones tan importantes es fundamental incorporarlo con los alimentos. De las fuentes naturales, tanto en alimentos vegetales o animales lo incorporamos como fósforo orgánico, formando por ejemplo parte de proteínas, ácidos nucleicos o fosfolípidos. Sin embargo también lo podemos incorporar como fósforo inorgánico en sales usadas mucho en procesamientos. Con respecto a la absorción, el fósforo inorgánico se absorbe más rápido por tener una estructura química mucho más sencilla y no necesita enzimas para este proceso y se disocia más rápido en el medio ácido estomacal. La vitamina D juega un papel importantísimo en la absorción del fósforo y del calcio. Pero también se han descubierto otros mediadores o reguladores para dicha absorción, generalmente de orígen proteico aumentando o bajando la concentración plasmática según necesidades. Cuando por ejemplo, los niveles de fósforo bajan (hipofosfatemia), se eleva la cantidad de vitamina D y se estimula la absorción de calcio y fosfato.
La cantidad de fósforo en sangre es uno de los indicadores del estado nutricional. Los valores mínimos de fósforo para descartar deficiencia son de 2,5 a 2,8 mg/dl. (miligramos por ciento) aproximadamente.