En las reacciones de fisión nucleares, los núcleos de átomos de algunos elementos radioactivos son bombardeados con neutrones hasta que se desintegran y liberan enormes cantidades de energía. Los reactores nucleares aprovechan esta energía para convertirla en energía eléctrica, algo enormemente importante como fuente de energía.
Básicamente un reactor nuclear consta de tres partes principales. Por un lado debe tener un material fisionable, que aporte los núcleos que liberarán la energía tan buscada. Son usados los núcleos de uranio 238 enriquecidos con uranio 235, también suele usarse el plutonio 239. Por otro lado se necesita un material que disminuya la gran velocidad de desintegración para evitar reacciones en cadena descontroladas ya que son procesos con gran energía cinética. Por ejemplo se utilizan materiales como el agua pesada carbono o berilio.
Por último se usa un sistema refrigerante para absorber el calor liberado en las fisiones nucleares. Por ejemplo se utilizan agua común, nitrógeno, agua pesada o helio. Este calor absorbido lo depositan en un sistema de turbinas que generan energía eléctrica. La sustancia refrigerante vuelve después a tomar el calor de las reacciones nucleares para iniciar de nuevo el proceso cíclico.
Los reactores nucleares se construyen con materiales altamente sofisticados y a prueba de sismos ya que la liberación de material radioactivo provocaría un desastre en la naturaleza.